AÑOS 1936-1939. CARTELES. PRENSA GRÁFICA

 < Sumario

El álbum de Puyol
Josefina Alix
10 litografías

Galería Carteles
“A mi hermano Miguel asesinado por las hordas fascistas” R. Puyol.
Catálogo del Pabellón Español en la Exposición Internacional de París del año 1937


Las litografías son un ejercicio de buen hacer, creatividad y fantasía surrealista con clarísima intención crítica que merecieron estar representados (dos de ellas) en la sección permanente de dibujos y grabados de la Sección de Artes Plásticas en el Pabellón de París. Las litografías tratan de criticar y mostrar ciertas lacras de la sociedad burguesa, algo así como la “quinta columna” que anida en nuestras propias filas y que va minando la moral y la fuerza: el izquierdista, el pesimista, el rumor, el optimista, el turista, el espía, el derrotista, el bulista, el estratega, el acaparador. Es una genial antología de símbolos con un carácter crítico y mordaz que va construyendo los personajes a base de los diferentes elementos que componen esa ristra de males y lacras. El aspecto más evidente es la claridad, la perfecta acentuación del dibujo con un claro dominio de las líneas circulares y las forma esféricas y, sobre todo, una gran nitidez acentuada y ayudada por un agudo contraste de blancos y negros. En la primera página del álbum aparece una crítica de ABC del año 1937 en el que se lee: “Puyol parte casi siempre de un fondo fulgurante, cuya claridad viene a modelar en sombras, medias tintas, luces, en volúmenes las figuras pobladas de deformaciones, de monstruos de la vieja España”.
Efectivamente, el dibujo de Puyol parece tener volumen, pese a encontrarse en un plano y sus formas van modelándose, más que dibujándose de la mano de su autor.
Hay en estas láminas muy diversos elementos: algunos son totalmente fantásticos, seres extraídos en s totalidad de una imaginación crítica y corrosiva, aunque nunca espeluznante, sino satírica y burlona; éstos son plenamente surrealistas. Hay otros en los que apenas encontramos elementos extraños a la realidad, simplemente una exaltación exagerada y deformante de elementos, gestos y actitudes reales; éstos son expresionistas, de un expresionismo satírico. No hay aquí nada de macabro ni torturado, como es el caso del expresionismo alemán, sino que parece sentirse en Puyol una mayor influencia del expresionismo belga. Según opinión de Gasch: “El expresionismo flamenco constituye más bien un retorno a un romanticismo popular muy sano y robusto, sólido y que ante todo y sobre todo pugna por extraer de la realidad cotidiana lo que encierra de más característico”. Y, efectivamente, estas palabras concuerdan con las que, extraídas de ABC, componen la primera página de Puyol: “En los dibujos de Daumier, como en los de Puyol, alternan las figuras burlescas con las figuras heroicas; la sátira y la épica”.
Pero volviendo a los dibujos, encontramos algunos de ellos, concretamente: “El Pesimista”, “El Optimista”, “El Acaparador”, “El derrotista” y “El Estratega”, en los que es evidente el carácter expresionista con una exageración altamente expresiva de sus vicios, especialmente en los rasgos de los rostros, como en “El pesimista”, que lee las noticias en un periódico y los ojos, la boca denotan horror; “El acaparador”, con una enorme boca que abarca toda la cara y las manos monstruosas, peludas y con largas uñas agarran con fuerza un saco de alimentos; “El Optimista”, con bombo y platillo, el bombo atravesado por un obús; “El derrotista”, con largos prismáticos por los que ve las cosas del revés y el pelo erizado, se le confunde con una sombra negra y sinuosa. Pero especial gracia tiene “El Estratega”, un guardia civil amanerado que traza planos sobre una mesa; en este caso se dibujan formas alargadas y sinuosas en lugar de las características formas esféricas.
Las otras cinco láminas muestran, sin embargo, rastros claramente surrealistas, creación absoluta de la imaginación en personajes fantásticos producto de la metamorfosis y la invención. Aquí Puyol a partir de ciertos elementos y formas, va construyendo y creando personajes por medio de recursos formales del surrealismo. “El izquierdista” resulta una figura plenamente satírica, tiene cuatro brazos, dos de ellos levantan enormes puños cerrados, los otros dos, uno extremadamente corto y el otro exageradamente largo, agarran sus manos en señal de victoria. Lleva un gorro frigio, símbolo de la república, su enorme nariz es también un puño cerrado, en sus ropas, la hoz y el martillo y las estrellas de cinco puntas, es decir, está lleno de símbolos externos de la izquierda; sin embargo, una de sus piernas es un tronco de árbol, bien amarrado a tierra y en el centro del cuerpo, a través de un agujero, podemos observar su verdadera naturaleza: un gordo burgués, con sombrero de copia bien arrellanado en su sillón.
“El Turista” es otro siniestro y extraño personaje, sentado en el borde del mar con los pies en el agua y de espaldas al fuego que aparece incendiar España, no tiene ojos, son sólo dos manchas negras, en los oídos enormes tapones de corcho y un gran candado atraviesa sus labios. Es la ceguera y la actitud sorda y callada de muchas naciones ante la guerra civil.
Mayor interés encierran los tres últimos grabados, pues en ellos encontramos más destacadamente las connotaciones surrealistas. “El Bulista” es un ser extraordinario y monstruoso, una especie de dragón serpiente, con manos humanas, sacando su enorme lengua de la que brotan globos, los bulos, y que se abate sobre la ciudad. Es un auténtico producto de pesadilla donde parece acentuarse la sensación de abandono y soledad de esa ciudad deshabitada y que nos recuerda ciertos aspectos de la pintura metafísica. “El Espía” es otro personaje repugnante y putrefacto en cuya composición utiliza Puyol el “carnuzo”, esas llagas asquerosas y sangrantes como símbolo de la corrupción; sus ojos desorbitados se disparan hacia fuera como balas de cañón y sus grandes orejas adquieren extraordinarias dimensiones; esta repulsiva cabeza finaliza con una antena de radar. Más elementos plenamente surrealistas aparecen en “El Rumor”, una descomunal cabeza ovoide llena de labios femeninos que disparan los rumores, cuyos ecos penetran por las ventanas de unos fantasmales edificios; el cuerpo miserablemente pequeño, tienen alas en lugar de brazos y también alas en las piernas.

Josefina Alix

Estas mismas litografías sirvieron para la confección de carteles editados para el Socorro Rojo Internacional.

 
CARMEN GRIMAU (Carteles)
Catálogo Algeciras 1981
Frente Rojo año 37. Texto de Victorio Macho.