Años 1940-1946:

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  Represión. Actividad plástica. Restauraciones en El Escorial.

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1947-1950: Años difíciles. Exposiciones.




La guerra civil la vive Ramón en Madrid, donde llega a ocupar importantes puestos. Esto motiva que, terminada la contienda, sea encarcelado. Él recuerda dolorosamente estos años, en los que sufrió muchas penalidades.
Su prisión en Alicante primero, sus meses encondido en Madrid con nombre falso... Y al fin su detención y su condena a muerte, luego conmutada a treinta años y un día. Pero la personalidad de Ramón no puede pasar desapercibida y a pesar de su cautiverio, es reclamado para restaurar obras de arte y pintar frescos en El Escorial.
Aquello es valorado en años de reducción de pena. Y gracias a esto, a un Decreto del Ministro D. Eduardo Aunós, y al afecto que ha despertado en el Jefe de la Prisión, queda en libertad seis años después.

Cristóbal Delgado. 1981

 
Fragmento de entrevista de P. Prieto. 1979.
 
En el fatídico año de 1.936 Ramón Puyol, es redactor artístico de Mundo Obrero. Pertenece al Órgano Central del Partido Comunista.
La guerra, le coge en la capital española. Marcha al frente de Somosierra, para después pasar al Pardo, Barcelona, Valencia.
Contar las miles de peripecias y vicisitudes vividas por Ramón, nos ocuparían todas las páginas del periódico.
Extractamos preguntando:
“¿Cómo te fue en la guerra Ramón?”.
“Mal, pero peor, fue después al acabar”.
Hace una pausa y define.
“Muy mal, principalmente, por el concepto moral que teníamos los que luchábamos. Lo hacíamos los ‘los chisperos’ del Dos de Mayo, contra Napoleón; un poco para conseguir la independencia”.
Es la época, en la que se haría mundialmente famoso con su cartel mural: “No pasarán”, publicado en infinidad de publicaciones. También realiza una serie de 12 carteles como: “El izquierdista” “El bulista”, “El pesimista”, etc. que entre 1936 y 1938 reflejan la situación que se vive en aquellos tiempos. Realiza miles de viñetas en diversas publicaciones gráficas entre ellas “Frente Rojo” y “Mundo Obrero”.
“¿Cómo nació el ‘No pasarán’?.
“Nunca pensé que podíamos perder la guerra; no lo creía nunca, hasta última hora cuando todo era irremediable. De ahí nació. Dolores Ibarrruri ‘La Pasionaria’ lo vió y dio el visto bueno para impresión como consigna de guerra. Después en la II Guerra Mundial, el famoso cartel y su frase, sería también utilizada en los frentes aliados.
“¿A que crees que se debió la fama que te proporcionó?”.
“Pienso que al hecho de ser una consigna justa, que no era ni siquiera una consigna, de vencidos, ni de derrotados. También a la garra que conseguí imprimir en el dibujo. Le di mil formas plásticas hasta lograrlo”.
Pero la guerra, en contra de lo que pensaba Ramón Puyol, finaliza con la derrota de todos, pues, derrota y tristísimo, fue ese millón de muertos que costó, el más manoseado de la historia de España.
Es ahora cuando empieza la autentica etapa negra en la vida del maestro. Quisiéramos soslayarla pero, moralmente, desde el punto de vista del reportaje nos es imposible.
Ha estallado la paz: Ramón Puyol, condenado a garrote vil
Preguntamos sobre esta triste etapa. Ramón hoy día, tienen más que superados los muchos sufrimientos y sinsabores padecidos. El humor preside sus respuestas. Las cicatrices quedaron dentro. No podrán olvidarse, ni borrarse, pero ya “casi” no duelen. No hay ni un asomo de rencor en sus palabras. Lo cuenta todo con naturalidad, sin dejar de bromear. Como si hubiese sido un mal sueño del que despertó hace muy poco.
“Fui capturado, nada más acabar la guerra en el puerto de Alicante, junto a 21.000 compañeros más. Me llevaron ‘al talego’ pronto. Después nos repartieron en diferentes campos de concentración. Estuve cuatro meses así. Gracias a unos “avales” es puesto en libertad. Pasa a Madrid, disfrazado de teniente coronel. Se ríe recordando los saludos y taconazos que le daban quienes les buscaban para volver a detenerlo. Llevaba una documentación falsa a nombre de Manuel Regueiro Becerra, pero en Madrid es descubierto.
“ Me echaron ‘el guante’ en una pensión donde me ocultaba. Yo debía aparentar ser un gallego y claro no se la pegue al Comisario que me interrogó. Dije la verdad. Pasa cinco años en distintas cárceles. En 1945 es juzgado. La condena es condena a muerte por garrote vil.
Toma con su característico humor la situación que, entonces, no podía ser más dramática:
“Como era ‘buen chico’ me la conmutaron por muerte por fusilamiento. Fue un ‘consuelo’ cuando me enteré.
Pero las manos de Ramón Puyol están limpias. Las únicas manchas rojas son las de los colores de ese tono que maneja. Hay una nueva revisión, alguien que no se sabe se interesó por él. La muerte por fusilamiento es conmutada a la vez por cadena perpetua. Hay un respiro. La vida del genio está salvada.
Cadena perpetua. Decora y restaura en El Escorial
Ramón Puyol tiene sobre sí una condena de treinta años y un día, por “agitador de masas”. Cuenta que, en el juicio dijeron sus propios acusadores: “Es incapaz de matar una mosca, pero, su facilidad para mover masas le hace muy peligroso”.
Empieza a cumplir su condena. Pasan unos años y D. Eduardo Aunós –que había sido Director de la ultima prisión en la que estuvo Ramón- es nombrado Ministro de Justicia (con él tendría luego una gran amistad, que perduró hasta la muerte del político) y promulga un Decreto especial para los reclusos que tienen condena de 20 años y un día y que se hace extensivo a algunos casos como el de Puyol con condena de 30 años y un día. De toda España, diez presos en esta última situación reciben el especial indulto. Uno de los diez afortunados es el artista de Algeciras, autor del “No pasarán”. Su bien comportamientos y sus trabajos de restauración en el Monasterio de El Escorial son la principal base.
“Cuéntanos algo de ese espacio de tiempo en tu vida ¿Fue penoso?”.
“No, de penoso nada: lo pasamos muy bien (lo dice esta vez sin ironías). No dejé de pintar jamás, en los talleres penitenciarios. Después formé parte del equipo de artistas que decoró y restauró “El Escorial”. Trabajé en techos, paredes, tapices, Me valió una compensación por trabajos de 20 años de prisión. Éramos unos sesenta. Teníamos hasta permiso de dos horas de paseo y el domingo entero libre. Sólo se fugó un artista de tapices. Yo estuve allí seis meses. Quedé libre relativamente pronto”
Era el año 1946. Por fin consigue la libertad, pero es una libertad a medias –condicional. Tendría que seguir presentándose en distintas comisarías cada mes. La libertad definitiva la obtiene el 18 de Julio de 1968.